Aunque ahora todo vaya con calma, antiguamente fue un lugar clave de los fusilamientos ocasionados entre 1936 y 1939. Constaron de 566 ejecuciones, de las cuales 345 fueron consideradas irregulares sin juicio previo y 221 a través de juicios sumarísimos.
El cementerio que existía antiguamente aquí era la causa de que se eligiera este lugar, enterrando los cadáveres en fosas comunes. Entre todos los muertos se pueden destacar personas como el
almirante Antonio Azarola y Gresillón o el capitán de navío Sánchez Ferragut.
Buscando información, un comentario de una mujer me dejó sorprendida. En unas obras en el instituto la Filial afirmó haber presenciado cómo sacaban los huesos de aquellas víctimas.
Aquí dejo un vídeo donde intento plasmar la desesperación, así como la pasividad de la iglesia y otras instituciones ante semejante atrocidad.
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